Mi viaje empezó cuando entré por primera vez a una sala llena de mujeres que reían y movían alegremente unos pañuelos coloridos atados a sus caderas. Unas caderas de todo tipo de tamaños y edades. Lo que más me sorprendió fueron las carcajadas que llenaban el ambiente y cómo con la canción que sonaba se llegó a mover algo más que mi cuerpo...
A esa canción le sigo teniendo un cariño muy especial y después de 20 años me sigo emocionando cuando la escucho... y a esa clase de danza del vientre, aunque mi camino no siguió específicamente por allí, le debo mucho.
Mi camino empezó ese día y ahora es el momento de compartirlo con todas las personas que lo quieran escuchar.
A través de "El abrazo de Shakti" me gustaría que sintierais que estamos juntas, cada una recorriendo su camino pero con los brazos abiertos llenos de amor, poder y con mucho que ofrecer.
Foto: Representación de un mandala de Shakti, hecho con pétalos de flores por 8 mujeres japonesas y yo, en el curso de formación de profesoras de Shaktidance en Bali.